Por: Yandris Saldivia
Fuente oficial: Crónica Uno
Karol Moreno, directora de Red Mérida Feminista, indicó que la violencia en el hogar se da en el marco de relaciones de poder que ponen en desigualdad a niñas, adolescentes y mujeres
Caracas. Andrea*, una joven de 14 años de edad, mencionó que en varias oportunidades su abuelo ha tenido episodios violentos y comentarios ofensivos hacia ella. Sin embargo, no podía reconocer que era víctima de violencia.
Andrea comentó que su abuelo la arañó y ocasionó una herida en la cara. En ese momento se sentía culpable. Después de recibir charlas en su colegio con la Defensoría del Pueblo sobre la violencia basada en género, entendió que los golpes y malos tratos de su abuelo no eran correctos.
“Ahora sé que no estoy sola y que hay ayuda para mí. Después de que lo citaron con la trabajadora social, mi abuelo ha mejorado. Aunque siempre me entiendo es con mi abuela porque a él le tengo miedo”.
La joven ha aprendido en cada clase a valorarse más como mujer y entender que un simple grito ya representa una agresión contra ella. Pero reconoció que aún sigue afectada emocionalmente por lo que ha tenido que vivir.
Karol Moreno, directora de Red Mérida Feminista, explicó que la agresión en el hogar contra niñas, adolescentes y mujeres se refiere a la violencia intrafamiliar y se da en el marco de relaciones de poder o desiguales por la condición de mujer de la víctima.
“Las relaciones de poder desigual están dadas históricamente y se han transmitido a través de las generaciones por los patrones culturales, la religión y el sistema educativo, donde se ha recalcado que el hombre es el patriarca de la familia”.
Añadió que la violencia en la pareja afecta indirectamente a las niñas y adolescentes porque el hombre manifiesta la acción de poder y busca ocasionar algún daño físico, psicológico, económico o ejercer el control sobre mujeres, niñas y adolescentes.
Violencias normalizadas en la sociedad
“Para mí al principio era normal que mi abuelo fuese agresivo. Desde pequeña vi las discusiones entre mis abuelos y el mal humor de él”, dijo Andrea al referirse a los episodios violentos que ha experimentado.
Las acciones del abuelo de Andrea son parte de un tipo de violencia que está estipulado en la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que sanciona 25 delitos de violencia contra la mujer; entre ellos, la violencia intrafamiliar que puede terminar en femicidio, la forma más extrema de violencia.
A juicio de la experta, la agresión empieza porque en la cultura venezolana están muy normalizados los celos en las parejas, que incluso son vistos como una práctica del amor romántico, pero en el fondo es una forma de violencia, porque es una manera de control hacia las mujeres.
Moreno indicó que en el caso de las niñas y las adolescentes también hay formas de violencia que están muy invisibilizadas. Por ejemplo, las niñas tienden a desertar del sistema educativo porque deben ocuparse del cuidado de hermanos. “Le quitan las proteínas a las niñas o adolescentes para dárselas a los hombres, lo que genera problemas de salud y desarrollo”.
Reconocer la violencia
Isolmar Paradas, psicóloga de Cecodap, acotó que hay víctimas que no reconocen que se encuentran en una relación violenta y puede afectar a las niñas a través de la violencia vicaria si no se toman medidas a tiempo.
Paradas señaló que hay como un estigma hacia las víctimas de violencia de género porque piensan que les gustan los hombres que son agresivos o que ellas son masoquistas. “La violencia va en escalas, desde lo más básico hasta el femicidio”.
Los indicadores son diferenciales
Según el Informe Somos Noticia, Capítulo Vulneraciones y protección a los derechos del niño en contextos de pandemia, 42,55% de los casos atendidos por Cecodap estuvieron relacionados con violencia intrafamiliar.
Paradas detalló que la violencia intrafamiliar sigue presente después de la pandemia y se da en mayor medida en comunidades de bajos recursos. Además, explicó que la violencia se refleja con indicadores diferentes de acuerdo con la edad de la víctima.
“Se expresa de manera diferente. Algunos desde la indiferencia, tristeza o rabia, mientras otros desde la rebeldía, angustia o ansiedad, pero va a depender de la edad y el acto violento que vivan”.
Una mirada diferenciada de género
La ley establece el deber del Estado de tomar todas las medidas para su cumplimiento. Sin embargo, Moreno afirmó que al sistema judicial venezolano le falta una mirada de género que esté enfocada realmente en la mujer.
“Es necesario que el Estado desarrolle políticas públicas para las víctimas de violencia de género que permitan que el proceso de la denuncia y apoyo sea de manera diferencial”, enfatizó la activista.
Añadió que se debe promover que en los colegios se hable sobre la prevención del abuso sexual infantil. “Las instituciones tienen que tocar temas de violencia basada en género y crear manuales para abordar una situación de violencia”.