Reddnna: Intervención en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora
8 de marzo de 2018
Es común oír decir que Venezuela tiene rostro de mujer y, al menos en el lenguaje, lo femenino se considera lo más elevado porque “a la mujer ni con el pétalo de una rosa”. Sin embargo, el día a día demuestra que mujeres, adolescentes y niñas, lo que conocen de esa rosa son las espinas. Vivimos entonces en la contradicción permanente de ser protagonistas de nuestra cultura y tradición, pero sin que eso se manifieste en los hechos. ¿O será que ese protagonismo no es más que el de asumir tareas formidables que se espera que realicen solamente las madres, abuelas, tías, hermanas, hijas, primas, amigas, novias, parejas y esposas, chamitas pequeñas y no tanto? Es en los hombros de muchas de estas venezolanas grandes y pequeñas que está recayendo el enorme peso de una crisis política, económica, social y cultural muy compleja, sin poder contar muchas veces con el compañero, padre, hijo o nieto, amigo, hermano o colega que les ayude a sobrellevar todos los obstáculos que hoy confronta la sociedad.
Los medios y las instituciones anuncian y hablan de políticas y programas que parecieran estar a favor de las niñas y mujeres, pero cuando se revisa un poco, no se vislumbra el resultado real, positivo y consistente de esos esfuerzos. ¡Mucha bomba y poco chicle!, como dice el refrán.
Venezuela tiene una de las mayores cifras de embarazo en adolescentes, 95 por cada mil, muy por encima de la tasa regional de 64 embarazos por cada mil, de acuerdo con los informes más recientes. Solo esos números son alarmantes y nos deben llamar a botón, porque pareciera que el país está estrechando las opciones que tienen las ADOLESCENTES. Son las cifras de sueños que se truncan o de salidas que parecieran ser, pero que no son las más fáciles, porque muchas de esas niñas deciden ser madres buscando reconocimiento, protección y atención, lo que limita su capacidad de preparar su cuerpo y mente para plantearse otras opciones y de poder ofrecerlas a sus familias y a sus hijos.
No solo el país, sino también la pobreza que se vive tiene rostro de mujer, de adolescente, de niña… La vemos diariamente y la registran los especialistas. Nos corresponde entonces levantarnos todas y todos para que las oportunidades para niñas y adolescentes se expresen en verdadero acceso a bienes y a programas que les permita desarrollarse a la par de los hombres. Junto a ellas, niños y adolescentes varones merecen también recibir una atención prioritaria, no solo por su vulnerabilidad, sino porque es lo correcto, lo equitativo.
Nunca como ahora la meta de una sociedad más justa y democrática en Venezuela viene junto a la igualdad de oportunidades para mujeres, adolescentes y niñas.
Los cambios, las transformaciones son posibles, pero hace falta la voluntad de toda la sociedad y el compromiso de las autoridades para que cumplan con las responsabilidades que sus roles les demandan en lo que se refiere a niñas y adolescentes. Es necesario que quienes gobiernan entiendan que lo que hagan o dejen de hacer afecta vidas y destinos, especialmente los de las niñas, niños y adolescentes.
Queremos saber cómo están los derechos de las niñas y las adolescentes, conocer los datos a nivel nacional que nos digan cómo están viviendo y que podamos seguir la pista, corregir a tiempo, participar en la búsqueda de soluciones, alertar sobre lo que se está haciendo y no está funcionando.
¡Basta de niñas y adolescentes mal alimentadas!
¡Basta de niñas y adolescentes mal atendidas en los centros de salud!
¡Basta de niñas que se ven forzadas a dejar sus estudios!
¡Basta de niñas y adolescentes que hacen de mamás de sus hermanitos o que tienen hijos cuando sus cuerpos y mentes aún necesitan crecer!
¡Basta de niñas y adolescentes explotadas sexualmente o que se prostituyen para poder comer!
¡Basta de niñas y adolescentes que se han quedado abandonadas porque sus padres y madres huyen buscando futuro que intenta incluirlas!
¡Queremos niñas y adolescentes emprendedoras, productivas, capacitadas! ¡que disfruten de una vida digna! ¡que pueden llegar a ser lo que desean ser! ¡artistas y científicas! ¡músicas y escritoras! ¡deportista o diseñadoras! ¡técnicas o youtubers! ¡chef! ¡doctoras! ¡maestras! ¡Las queremos estudiando, preparándose, asumiendo las responsabilidades de su edad y no las de sus padres!
Para ello más que nunca tenemos que trabajar para que ¡conozcan, defiendan y promuevan sus derechos, con el apoyo de todos nosotros!