Por: Resonalia
En Resonalia tenemos una especial relación con el movimiento. Desde 2011, cuando comenzaba el gen de lo que somos hoy como organización, venimos reflexionando sobre la importancia de utilizar el enfoque de géneros para analizar nuestra forma de transitar, habitar y vivir nuestros espacios públicos. Este compendio de historias es nuestra manera de profundizar en la relación que tienen la movilidad cotidiana y la vida de las mujeres, haciendo visible como nuestras formas de transitar el espacio están mediadas y diferencias por los roles que la sociedad nos asigna.
La movilidad cotidiana se define como la suma de los desplazamientos que hacen las personas durante la jornada, con el fin de llegar a los lugares donde realizan diferentes actividades (puesto de trabajo, centros escolares, oficinas municipales, servicios, etc.). Tal como lo afirma Zuchinni las mujeres, en general, presentan unas características relacionadas con la movilidad que las diferencian de los hombres, realizando viajes poligonales que les permiten incluir en su trayectoria el sostenimiento de las cargas de cuidado dentro de sus núcleos familiares. A estos movimientos asociados al cuidado y mantenimiento de la vida, así como la atención de niños, ancianos y personas dependientes se le denomina movilidad de cuidados. Estas actividades que están relacionadas con el rol social que todavía se les otorga, implican la ocupación casi exclusiva de las tareas domésticas y de cuidado de las personas a su cargo.
En el contexto de una emergencia humanitaria compleja (EHC) que ha influido en el colapso de los servicios públicos, y un mundo post COVID, juntar los enfoques de género y movilidad permite preguntarnos acerca de la calidad y complejidad de los viajes cotidianos para acceder a agua, gas, leña o bolsas de comida CLAP, pero además, sobre cuáles son las condiciones, distancias y dificultades que encuentran las mujeres, niñas y adolescentes para acceder a alimentos de calidad, servicios básicos de salud, empleo y educación, etc. La suma de las crisis ha puesto de relieve la importancia y centralidad de los cuidados para el mantenimiento de la vida, así como la necesidad de mejorar la atención a las mujeres y personas que realizan trabajos de cuidado incorporando servicios y políticas que permitan conciliar la vida personal con la difícil carga de cuidar.
Este libro y el documental que surgió de las entrevistas realizadas por más de 9 meses de trabajo e investigación, tiene como objetivo hacer visible y posicionar en la agenda pública el invisible trabajo de cuidados diarios que realizan muchas mujeres y cómo este se intersecta con sus movimientos cotidianos, influyendo en el desarrollo de sus vidas profesionales, sociales, económicas, académicas, culturales, sociales, etc.
Para esta labor de documentación nos hemos juntado con un grupo de mujeres periodistas que trabajan con un enfoque feminista. Algunas de las mujeres que leerán a continuación, cuentan con una línea de investigación en desarrollo sobre diversos temas que involucran a las mujeres venezolanas, por lo que el abordaje de los relatos estuvo acompañado de su sensibilidad sobre el tema.
Sin embargo, durante el desarrollo del proyecto nos encontramos varios retos importantes sobre cómo promover una “narración de la movilidad cotidiana”. A las periodistas se le dieron una serie de indicaciones para el abordaje, que iban desde visibilizar los medios, estrategias, violencias experimentadas, así como la relación con las infraestructuras que facilitan o impiden la movilidad, las condiciones antes, durante y después de la pandemia, variación de los precios en el acceso a los servicios de transporte y el impacto psicológico que todos estos factores tienen en ellas.
A pesar de promover diferentes conversaciones al respecto, nos encontramos con que “la movilidad” es una de esas tareas absolutamente naturalizada que a menos que tengamos algún impedimento físico, el cerebro nos da una mano “automatizando” y haciendo inconsciente esta función tan compleja, por lo que a lo largo del proyecto tanto entrevistadas, entrevistadoras y equipo de coordinación, fuimos invitadas a problematizar nuestra relación con el movimiento y, por supuesto, con las innumerables violencias vividas como mujeres durante los trayectos cotidianos.
Lo que leerán a continuación, forma parte de ese aprendizaje generado en conjunto y que esperamos que sirva a ustedes, lectoras y lectores, como medio para comprender y narrar la movilidad cotidiana con la urgencia que tenemos las mujeres, niñas y adolescentes de todo el país de la implementación y desarrollo de políticas públicas que nos permitan cuidar y simultáneamente, permitirnos ser las personas que queremos ser.
María Luisa Campos Ríos
Juan Andrés Carderera Uzcátegui