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CEPAZ Centro de Justicia y Paz

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Somos una organización sin fines de lucro que trabaja desde el año 2012 en la promoción y defensa de valores democráticos, los derechos humanos y la cultura de paz en Venezuela.

Conocer la violencia informática para identificarla, prevenirla y erradicarla

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Por: Verónica Colina, Coordinadora de Redes y Activismos de Cepaz

A partir de la última reforma de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LODMVLV), se cuenta con la incorporación de la violencia informática como uno de los veinticinco tipos de violencia contra las mujeres por razones de género en Venezuela.

Esto representa un avance importante, ya que se debe garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia en los espacios digitales, ante la evolución tecnológica de los últimos años y la necesidad de usar los mecanismos digitales, que se vio más acentuada desde la pandemia del Covid-19, debido a que muchas mujeres laboran y/o estudian a través de las plataformas, así como pasan sus tiempos libres en dichos espacios.

De acuerdo con un estudio publicado en 2015 por la Comisión de la Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, 73% de las mujeres habían vivido alguna forma de violencia de género en línea, mientras que 61% de los atacantes eran hombres (UNBC, 2015).

Por ello, el conocimiento sobre la violencia informática forma parte de las necesidades urgentes a abordar. Es fundamental que las personas sepan que es un delito y una de las formas de expresión de la violencia de género, y que educar, sensibilizar, concientizar e informar son unas de las acciones más importantes para prevenirla, denunciarla y disminuir las prácticas violentas contra las mujeres.

¿Qué es la violencia informática?

En 2018, la Relatora Especial sobre la Violencia contra la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo definió como “todo acto de violencia por razón de género contra la mujer cometido, con la asistencia, en parte o en su totalidad, del uso de las TIC, o agravado por este, como los teléfonos, Internet, redes sociales, entre otros.

De acuerdo con Save The Children (2019), “la violencia online es la que se produce a través del uso cotidiano de las tecnologías de la información y la comunicación”, la cual incluso puede trasladarse al mundo físico y viceversa.

Incluso, Hiperderecho hace referencia a que la violencia informática es tal real como cualquier otro tipo de violencia y causa daños físicos, psicológicos y/o sexuales.

¿Cómo sucede?

A través de dispositivos tecnológicos como teléfonos móviles, tablets, computadoras, cámaras, dispositivos de audio, sistemas de geolocalización, asistentes virtuales, entre otros.

Puede suceder en plataformas de internet como redes sociales, correo electrónico, mensajería instantánea (como WhatsApp, Signal, Telegram, entre otros), aplicaciones para citas (Tinder, Grindr, Hinge, Match.com), videojuegos en línea, sitios donde se intercambia contenido, foros de discusión en línea o plataformas generadas por los usuarios (blogs, sitios para intercambio de imágenes y videos).

Algunos tipos de violencia de género en línea

• Ciberacoso: Es una forma de acoso que consiste en comportamientos repetitivos de hostigamiento, intimidación y exclusión social hacia una víctima a través de mensajes, imágenes o vídeos, que pretenden dañar, insultar, humillar o difamar. A diferencia del acoso, no hay contacto directo cara a cara y se prolonga más en el tiempo a causa de la viralización del contenido mediante su difusión, perdiendo de control sobre el mismo. El ciberacoso es una extensión del acoso tradicional.
• Exposición involuntaria a material sexual o violento: Hoy en día niñas, niños y adolescentes tienen acceso ilimitado a la red. Al usar internet, realizar búsquedas o descargar archivos en principio completamente inocentes, se encuentran con material de escenas sexuales o violentas. También es posible que el contenido sea enviado a la niña o niño por una persona desconocida, familiar, amigo o amiga, bien mediante un chat de conversación, o que utilice algún dispositivo para obligarle a mirar. En este caso, estaríamos ante una forma de exposición que denominamos exhibicionismo.
• Incitación a conductas dañinas: “Existencia de plataformas que promocionan comportamientos dañinos como la autolesión o los trastornos alimenticios, […] dando consejos sobre cómo llevarlos a cabo”.
• Online grooming o ciberembaucamiento: El online grooming (acoso y abuso sexual online) es un delito por el cual una persona adulta contacta con un niño, niña o adolescente a través de Internet, ganándose poco a poco su confianza con el propósito de involucrarle en una actividad sexual. Esta puede ir desde hablar de sexo y obtener material del mismo tipo, hasta mantener un encuentro sexual. Aun cuando no se alcance este objetivo, también son considerados online grooming todos los actos materiales encaminados a conseguirlo. El proceso en el que se establece el vínculo de confianza es muy parecido al abuso sexual infantil físico.
• Sexting sin consentimiento: Se utiliza para denominar el intercambio de mensajes o material online con contenido sexual. El sexting en sí mismo no es una forma de violencia, y muchos adolescentes han incorporado esta práctica a su forma de relacionarse. El peligro reside justo en que el contenido puede ser compartido a otras personas sin que la víctima tenga conciencia de lo que pasa con sus materiales audiovisuales. El sexting sin consentimiento es una forma de violencia, ya que la víctima no da su consentimiento para su difusión.
• Sextorsión: Ocurre cuando una persona chantajea a una mujer, niña o adolescente con la amenaza de publicar contenido audiovisual o información personal de carácter sexual que le involucra. De este modo, se entra en la dimensión online del chantaje que puede durar horas, meses o años y que puede llevar a cabo una persona tanto conocida como desconocida por la víctima.
• Violencia online en la pareja o expareja: Esta violencia se define como el conjunto de comportamientos repetidos que pretenden controlar, menoscabar o causar daño a la pareja o expareja. Es muy probable que quien sufra o provoque violencia en el mundo físico lo haga también en el virtual. Se suele llevar a cabo mediante mensajes, control de las redes sociales, apropiación de las contraseñas, difusión de secretos o información comprometida, amenazas e insultos. Se puede vigilar a la pareja controlando su ubicación, conversaciones, comentarios online, enviando correos, mensajes o comentarios humillantes, groseros o degradantes, o publicando fotos con la misma intención. Este tipo de manifestaciones generalmente suele estar relacionado con otros tipos de violencia e incluso ser un reflejo de lo que sucede en el mundo físico entre las y los adolescentes.
• Abuso sexual relacionado con la tecnología: Ejercicio de poder sobre una persona a partir de la explotación sexual de su imagen y/o cuerpo contra su voluntad. Puede implicar la obtención de un beneficio lucrativo o de otro tipo.
• Acceso, uso, manipulación, intercambio o distribución no autorizada de datos personales.
• Actos que dañan la reputación o credibilidad de la persona.
• Creación, difusión, distribución o intercambio digital de fotografías, videos o audioclips de naturaleza sexual o intima sin consentimiento.
• Actos que implican la vigilancia, control y el monitoreo de la persona.
• Ciberhostigamiento.
• Ciberintimidación.
• Amenazas directas de daño o violencia..
• Abuso, explotación y/o trata de mujeres y niñas
• Violencia física facilitada por las tecnologías.

Sus consecuencias

Las mujeres que son víctimas de violencia informática sufren graves daños psicológicos, físicos, sexuales, emocionales, económicos, laborales, familiares y sociales, como los siguientes:

• Autocensura y alejamiento del uso de Internet y redes sociales para prevenir cualquier ataque, situación que genera una brecha de acceso.
• Agotamiento mental: Cansancio y sentimientos paralizantes, frustración, impotencia, indiferencia o resignación.
• Movilidad limitada en espacios en línea y/o fuera de línea.
• Sensación de inseguridad física: Vivir con miedo derivado de las amenazas de violencia física recibidas mediante Internet.
• Daño emocional: Sentimientos como tristeza, ansiedad, estrés, pánico, inestabilidad emocional o pensamientos autodestructivos que llevan a la separación o distanciamiento de temas o relaciones por autoprotección.
• Estado permanente de alerta: Mantenerse en constante estado de alerta consultando el móvil o las redes sociales de forma recurrente para responder el gran volumen de mensajes que se pueden llegar a recibir.
• Pérdida de confianza en el entorno: Pérdida de confianza en la red de contactos y en las comunidades donde se llevó a cabo la violencia.

Prevención: Tips y recomendaciones

  • Protege tu seguridad e integridad digital.
  • ¡Busca ayuda!: Utiliza la tecnología como un medio de apoyo para salir del círculo de violencia es fundamental.
  • Desactiva la geolocalización.
  • El consentimiento es fundamental en cada acción.
  • Documenta, registra y guardar de forma segura y ordenada toda prueba de violencia que pueda ser pertinente.
  • Bloquear o denunciar la violencia en redes sociales e instituciones públicas.

Además, es importante que toda persona que conozca de casos de violencia informática no se una a dichas acciones, a través de cuentas con contenidos ofensivos y/o violentos, no difunda imágenes y/o contenidos agresivos, entre otros.  Recuerda que sin público se acaba el “espectáculo” y, por eso, el rol del espectador puede ser definitorio. Trabajemos el cuidado del otro, el respeto por la privacidad de los demás, otorguemos a los espectadores el poder que tienen para terminar con esto.

Basado en los estándares internacionales e interamericanos, específicamente la Organización de Estados Americanos (OEA).