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Hermanlyg Rios López

Hermanlyg Rios López

Abogada con 30 años de ejercicio profesional. Especialista en Derecho Mercantil, Derecho Tributario y cursando postgrado en Derechos Humanos en la UCV. Defensora de derechos humanos con especial interés en la promoción de los derechos de las mujeres.

El laberinto laboral: la desigualdad que enfrentan las mujeres en Latinoamérica

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   El laberinto laboral: la desigualdad que enfrentan las mujeres en Latinoamérica

«La verdadera equidad de género se alcanza cuando las voces femeninas y los talentos de las mujeres no sólo son escuchadas, sino también valoradas y representadas en todos los niveles de la organización» – Alejandra Solano, Embajadora y Representante Permanente de Costa Rica ante la OEA

En la actualidad, la desigualdad de género representa uno de los desafíos más apremiantes en el entorno laboral de las mujeres en Latinoamérica. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (2021), “existen grandes brechas de género en el mundo empresarial de América Latina y el Caribe, donde las mujeres ocupan solo el 15% de los cargos directivos y son dueñas de apenas el 14% de las empresas.” 

La llamada brecha laboral es un indicador que revela que la desigualdad en el acceso al empleo, las condiciones de trabajo y la inequidad salarial es más pronunciada de lo que se piensa. 

La ONU ha señalado que, con el ritmo actual de avance hacia la igualdad de género, podría tardar hasta 300 años en alcanzarse. De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2024),  “A la velocidad actual de progreso, se estima que el 8% de la población femenina global, cerca de 342 millones de mujeres y niñas, vivirá en la extrema pobreza en 2030, y se requerirán cerca de 300 años para alcanzar la plena equidad de género.” 

Aunque en algunos países de Latinoamérica y del Caribe la situación ha mejorado considerablemente, como se puede ver reflejado en el Informe Global sobre la Brecha de Género del año 2023, donde la región “ha cerrado casi tres cuartas partes de su brecha de género. La región tiene el tercer nivel de paridad más alto del mundo, con un 74,3%. Al ritmo actual de progreso, la región tardará 53 años en alcanzar la plena paridad de género.” (Araujo y Baller, 2023) 

Entre todas las regiones analizadas por el Informe Global sobre la Brecha de Género 2023 del Foro Económico Mundial, se refleja que América Latina y el Caribe ha mostrado el mayor progreso desde la primera edición del informe en 2006, con un incremento de 8,4 puntos porcentuales en su calificación en el Índice Global de Brecha de Género, pero sigue siendo esencial trabajar en la eliminación de obstáculos y estereotipos que limitan las oportunidades de las mujeres en el ámbito laboral, así como fomentar la equidad de género en los puestos de trabajo. 

Es importante destacar que, tal como relata Carolina González Velosa, especialista Sénior de la División de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo, en realidad los cambios podrían surgir a partir de una acción tan simple como la de liberar el tiempo que las mujeres disponen en lavar la ropa y enseñar a los hombres a utilizar la lavadora, tomando como ejemplo un caso de estudio colombiano, donde una iniciativa dirigida por la economista Ximena Peña arrojó cifras alentadoras. (González, 2023)

En Latinoamérica, es evidente la desigualdad en el tiempo que dedican hombres y mujeres al trabajo de cuidado no remunerado, siendo las mujeres las que asumen la mayor parte de esta labor, así lo afirma el informe de Las personas trabajadoras de América Latina con responsabilidades de cuidados: Una mirada regional al Convenio 156, presentado por la OIT, donde analiza la intersección entre género, empleo y cuidado, haciendo un llamado “a una acción transformadora para redistribuir el trabajo de cuidados en torno a la corresponsabilidad y la justicia social.” (Organización Internacional del Trabajo, 2024)

Existen todavía significativas desventajas en el ámbito laboral, y abordarlas necesita de diversas herramientas y mecanismos legales, educativos y culturales. Estas pueden incluir desde mejorar la flexibilidad en los horarios laborales hasta extender las licencias de paternidad. Así como combatir estereotipos y roles domésticos, fomentar la igualdad en la elección de profesiones, un ejemplo de esto es promover la participación de mujeres en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Así mismo, estimular una masculinidad positiva y redistribuir las responsabilidades del hogar y de cuidado.

A pesar de que la igualdad de género en la región muestra una tendencia positiva, aún queda mucho por avanzar, especialmente en cuanto a la variedad y calidad de los empleos para las mujeres. Esto evidencia que aún hay mucho por hacer en este ámbito, lo que hace necesario implementar acciones concretas para acelerar el progreso. 

Para concluir, las mujeres representan una fuerza laboral significativa y su participación es crucial para el crecimiento de las economías a nivel local y nacional. Por lo tanto, el acceso a empleos remunerados les proporciona independencia financiera y la capacidad de tomar decisiones.

La plena inclusión de las mujeres en el mercado laboral no solo es una cuestión de justicia social, sino también una urgencia económica que garantiza un desarrollo sostenible y equitativo en el siglo XXI.

Referencias