*Dra. Irama Ochoa
**Mg. Ing. Andrea Osorio
Escenarios poco convencionales vividos en tiempo de pandemia producto del virus conocido como Coronavirus SARS-CoV-2 han ocasionado no solamente la COVID-19 sino emergentes dinámicas laborales, modificaciones de la fisionomía ocupacional, nuevas tareas, reemplazo de otras, que subsumidas en un escenario altamente volátil producto de la contracción económica generada suponen innumerables desafíos con impacto biopsicosocioecolaboral (BPESL)1. Esto indudablemente, pone a prueba a la industria del siglo XXI; lo cual requiere un tratamiento más humanizado, educativo que responda a un crecimiento económico interconectado, interdependiente, transcultural, fortalecido desde la perspectiva social y puesto a disposición de la población trabajadora.
Suponer la perspectiva anterior, es admitir uno de los retos más serios a conquistar por la mujer como el hecho de destacar la infinidad de bemoles del ser humano, las divisiones generacionales y de género sin embargo, la realidad es otra cuando prevalecen estigmas retrógrados de reconocimiento por parte de la sociedad e incluso por parte de nosotras mismas, hoy por hoy, la mujer continúa siendo una pequeña porción de la fuerza de trabajo de la industria global, siendo este porcentaje aún más pequeño en las áreas técnicas o de ingeniería; lo mismo ocurre a nivel gerencial.
Un estudio reciente evidenció que 11% de los puestos en los comités de directores de las 100 más grandes compañías petroleras en el mundo, por ejemplo, son ocupados por mujeres. “El único sector que tiene un récord aún más pobre es el de la industria minera”, en un reporte publicado en Noviembre de 2013 de PwC.
En el 2015, The Oil and Gas Financial Journal reportó que los hombres lideran casi el 99% de las compañías energéticas mundiales. Aunque todas estas cifras parezcan deprimentes, representan un avance generacional, sujeto a los cambios de la sociedad y al esfuerzo de las compañías por atraer mujeres a la industria.
Aún queda un largo trecho por recorrer; remover las barreras que obstaculizan el rol de la mujer en la industria y que además mantengan dichos cargos representa la ruta a seguir. La industria actual aún está bajo el mando de la llamada generación “baby boom” (personas nacidas entre 1945 y 1975). Esta generación de ingenieros, técnicos y geólogos fue entrenada durante el último boom petrolero –el cual duró entre mediados de 1970 hasta mediados de 1980– y quienes están ahora retirándose para abrirle paso a la siguiente generación. La estructura pensativa de los “baby boom” o generación X, es de tipo machista; simplemente no están acostumbrados a tener mujeres en su entorno laboral.
La sociedad actual, percibe una transición alimentada por el hecho de que la actual generación Y (nacida entre 1980 y 2000) incluye una gran cantidad de mujeres graduadas en carreras relacionadas al sector petrolero, tales como ingeniería, químicos y geociencias. Este hecho se ve reflejado en el incremento de trabajadoras ocupando puestos dentro de compañías tradicionalmente dominadas por trabajadores masculinos. La generación de “ellas”. Cada día, mujeres de todo el mundo dan muestra del alcance del poder femenino. Mujeres que son madres, padres, amas de casa, cocineras, conductoras, y además que ocupan cargos importantes en empresas cotizadas, son un ejemplo de motivación para nuestra generación Y o millennial.
Esta generación, logró sobreponerse a la masculinamente dominada generación X, desde la primera mujer en ir al Mar del norte en los años 80 hasta la primera mujer sentada en el Consejo Mundial de energía, incluyendo a la primera mujer con un título de ingeniera de petróleo, a la primera en recibir un título en geofísica y a la primera mujer presidente de la Sociedad de Ingenieros de Petróleo (SPE), pioneras que han quebrado barreras y mucho más. La generación Y es relativamente afortunada. Ellas no viven lo que sus abuelas y bisabuelas toleraron ni experimentaron.
Las mujeres de hoy deben preguntarse: “Cómo llego a la cima?” Para responder esta pregunta, bien cabe regresar al pasado y examinar qué detuvo a las mujeres en su época? ¿Qué o quién las previno de superarse y alcanzar sus metas? No es que ellas no fueran inteligentes ni capaces, simplemente tenían que proponérselo. La generación Y poco a poco fue convirtiéndose en la generación de “ellas”. Si bien los hombres aún decían: “no quiero que mi hija haga lo que yo hago”, las mujeres de la generación Y pasaron a ser la única mujer en la oficina, tuvieron que sobreponerse a obstáculos como que no hubieran baños en el taladro, tuvieron que presenciar todo tipo de paternalismo, como “Oh, no podemos tener a una mujer en el campo”. Esta generación trató de probar que las mujeres podían hacer el trabajo alcanzando la cúspide.
Actualmente algunos gobiernos liderados por la fuerza femenina como el de Alemania, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega Nueva Zelanda y Taiwán han gestionado la pandemia de la Covid-19 de una forma más efectiva con respecto a sus homólogos masculinos debido probablemente a las respuestas políticas proactivas adoptadas en un contexto de institucionalidad y control rigurosos lo cual ha sido reconocido mundialmente; el éxito logrado en la gestión aún cuando pudiera impactar a largo plazo en sus economías indudablemente ha ayudado a salvar más vidas y ha supuesto grandes ventajas.
En ese orden de liderazgo destaca el triunfo de la primera mujer afro descendiente y de ascendencia india en convertirse en Vicepresidenta de los Estados Unidos de Norteamérica, y de mujeres heroicas médicas, científicas, enfermeras, profesionales que han dado su aporte invaluable durante esta crisis sanitaria; mujeres polivalentes capaces de afrontar una gama de problemas económicos, sociales, sanitarios, o relativos a la seguridad alimentaria capaces de afrontar mejor la transversalidad del asunto por formar parte de su cotidianidad.
Contextos actuales en la industria, se debaten para atraer grandes cantidades de mujeres al crear más oportunidades para ellas, pero a veces, son las mismas mujeres las que se abstienen de progresar e impiden el afloramiento de su propio éxito. Lady Barbara Judge, miembro del comité consultivo de EAU para el desarrollo nuclear, dijo en su artículo “Getting to the Top”, como parte de un reporte especial de la revista “The Gulf Intelligence”: “Mientras algunas mujeres pueden objetar en contra de las cuotas por orgullo, es importante entender que para atravesar estas obstrucciones culturales y quebrar los lobbies masculinos, las mujeres tienen que tomar todas las oportunidades sin importar cómo vengan”.
Aún así, continúan existiendo barreras laborales que impiden al personal femenino ocupar puestos de nivel gerencial. Para que las mujeres puedan progresar profesionalmente y obtener los tan codiciados altos cargos, deben desarrollar su autoestima, su asertividad y ambición. Las mujeres deben entender que el triunfo en la industria reside en su poder. No obstante, los hombres representan un apoyo crucial para su contraparte; un hombre que entienda el poder y la capacidad femenina, es capaz de hablar a su favor y favorecer su avance profesional.
Por su parte, las mujeres representan el 70% de la mano de obra sanitaria de acuerdo a un informe político reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), esto claramente significa encontrarse en primera línea en la batalla ante esta terrible pandemia de la Covid-19 y por tanto expuestas a un mayor riesgo en comparación al grupo de la población trabajadora masculina; como quiera que sea, se requiere converger conocimiento útil, transferible eficazmente a fin de lograr un trabajo en equipo, encontrar elementos comunes y equilibrados para contribuir en una mejor calidad de vida para todos.
Entre tanto, datos oficiales de Naciones Unidas, 2021 pone en evidencia la alarmante cifra de 47 millones de mujeres en pobreza extrema debido a la crisis económica acontecida por la pandemia de la COVID-19 por un lado o por no poder trabajar para cuidar a los niños debido al cierre de las escuelas lo que representa millones de niñas sin estudio y la cantidad aproximada de 5,4 millones de fuerza laboral femenina sin empleo. Esto significa que el nivel de remuneración de la mujer retrocedió una década como consecuencia derivada de la emergencia sanitaria mundial según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2020)
El escenario laboral Latinoamericano apunta hacia organizaciones y trabajadores con posicionamiento y reconocimiento en su función tecno-productiva (Ochoa, 2018) las habilidades técnicas, humanas y laborales no dependen del género, sino de la formación personal. Si bien el éxito reside en las capacidades de cada persona, la voz de todos tanto mujeres como hombres deben ser escuchadas por igual. Los hombres de hoy en día, finalmente están habituándose a mujeres talentosas y muy capaces; tenemos increíbles talentos femeninos en este mundo y hay que aprovecharlo.
El reconocimiento de las trabajadoras como fin y medio de transformación socio-productiva salutogénica para la nación, mediante procesos gerenciales debe sugestionar y fortalecer la política de Estado para el desarrollo integrado, a fin de impulsar el desarrollo organizacional innovador: humano, endógeno y sustentable (Ochoa, 2018:101).
*PhD Ciencias, Medicina Ocupacional con Estudios en Higiene, Seguridad Industrial y Ergonomía, Médica Cirujana, Investigadora ONCTI/CONDES, Asesora y Experta en Patología y Presenticismo Laboral, Conferencista, Directora Escuela de Investigación Humanista (Fundapetit). Perteneciente a la Federación Médica Venezolana, Colegio de Médicos del Estado Zulia. Médica Clínica.
** Máster Ingeniería de Geociencias y Reservorio. Ingeniera Petrolera. Coordinadora de Evaluación de Reservas y Recursos en Total Upstream Companies Nigeria Limited. 1Trabajador-trabajadora dimensionados desde la perspectiva humanista para la gerencia de salud ocupacional que trasciende la concepción únicamente biológica (B) para alcanzar la comprensión de las áreas psicológica (P), ecológica (E), social (S), laboral (L) conectado a la vida en un tiempo y espacio determinado, interactivo, adaptable, organizable, reflexivo, consciente, estratégico, moral, instrumental y propositivo, creativo, innovador, libre, independiente, autónomo cuyo enfoque ontológico apunta a organizaciones salutogénicas y a la sociedad que demanda trabajadores preparados (Ochoa,2018:18)