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Hermanlyg Rios López

Hermanlyg Rios López

Abogada con 30 años de ejercicio profesional. Especialista en Derecho Mercantil, Derecho Tributario y cursando postgrado en Derechos Humanos en la UCV. Defensora de derechos humanos con especial interés en la promoción de los derechos de las mujeres.

50 años después: ¿Es la igualdad una meta o una quimera?

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“Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer” – Flora Tristán

Hace medio siglo, en 1975, el mundo dio un paso trascendental al declarar el Año Internacional de la Mujer y celebrar la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer. Fue un punto de inflexión, un llamado a reconocer la urgencia de la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Sin embargo, ¿qué tanto hemos avanzado desde entonces?

A pesar de los logros alcanzados —mayor acceso a la educación, una mayor participación en el mercado laboral y avances en materia legislativa— la realidad sigue siendo preocupante. La violencia de género, los femicidios, la brecha salarial y la representación política desigual continúan siendo heridas abiertas en el tejido social. Medio siglo después, la igualdad aún no es una realidad tangible para millones de mujeres en el mundo.

Este aniversario no es solo una conmemoración; es una oportunidad para reflexionar y actuar. Nos recuerda que la lucha por los derechos de las mujeres no es un capítulo cerrado de la historia, sino un proceso en constante evolución. La interseccionalidad ha puesto en evidencia que la desigualdad no es homogénea, sino que se cruza con otros factores generando desafíos aún más complejos.

Por ello, en 2025, más que celebrar, debemos reafirmar nuestro compromiso con una sociedad más justa e igualitaria. No basta con reconocer los avances; es imperativo seguir exigiendo cambios estructurales, erradicar la discriminación y garantizar que la igualdad de género deje de ser una promesa y se convierta en una realidad para todas.

Representación de las Mujeres en Diversos Ámbitos

En las últimas décadas, la necesidad de analizar y visibilizar las estadísticas sobre la representación femenina en distintos sectores ha cobrado una relevancia creciente tanto a nivel global como nacional. Aunque la equidad en la participación de las mujeres es un derecho fundamental, su materialización plena sigue enfrentando barreras significativas que requieren atención y acción efectiva.

Históricamente, las mujeres han desempeñado un papel esencial en el desarrollo de la humanidad, aunque sus aportes han sido, en muchas ocasiones, minimizados o invisibilizados. En este sentido, la Dra. Ruth Jimbo, decana de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), enfatiza que “las mujeres tenemos que demostrar con nuestro trabajo el gran potencial que tenemos. A lo largo de la historia, hemos impulsado los mayores logros; sin embargo, nuestro trabajo ha sido invisibilizado.” (Ramírez, 2023) 

Por otro lado, ONU Mujeres (2020) subraya que las brechas de género persisten debido a normas y tradiciones patriarcales profundamente arraigadas. A pesar de ciertos avances en la representación femenina, el camino hacia la igualdad sustantiva sigue siendo extenso y desafiante.

Política: Representación de Mujeres en Altos Cargos

El acceso de las mujeres a espacios de liderazgo político es un factor clave para la construcción de sociedades más equitativas. Sin embargo, a pesar de algunos progresos, las desigualdades de género continúan limitando su participación en la toma de decisiones a los niveles más altos.

De acuerdo con ONU Mujeres (2024), en las últimas dos décadas, la presencia femenina en la política mundial se ha duplicado. No obstante, este incremento sigue siendo insuficiente para garantizar una paridad real. A nivel global, las mujeres continúan subrepresentadas en posiciones de liderazgo, lo que pone de manifiesto la urgencia de estrategias más efectivas para cerrar esta brecha. 

En esta línea, García Arenales (2024) destaca que actualmente solo 29 mujeres ocupan el cargo de jefas de Estado o de Gobierno, lo que equivale al 15 % de los 196 países evaluados, incluyendo los Estados miembros de la ONU, Kosovo, Palestina y Taiwán.

Además, en 21 países, las mujeres representan menos del 10 % de los parlamentarios, y en dos de ellos no hay ninguna mujer en las cámaras bajas. Si este ritmo de avance se mantiene, la paridad de género en los parlamentos nacionales no se alcanzará antes del año 2063. (ONU Mujeres, 2020)

En cuanto, a las políticas públicas las cuotas de género han demostrado ser una herramienta clave para aumentar la representación política femenina. Según ONU Mujeres (2024), en los países que han implementado cuotas de candidatura legisladas, la proporción de mujeres en los parlamentos es cinco puntos porcentuales más alta, y en los gobiernos locales, siete puntos porcentuales más alta en comparación con aquellos que carecen de estas medidas.

La mayor inclusión de mujeres en espacios de liderazgo político no solo fortalece la democracia, sino que también impulsa la adopción de políticas públicas enfocadas en la equidad de género y la erradicación de la violencia contra las mujeres. Sin embargo, para garantizar una verdadera paridad, es fundamental implementar acciones concretas que permitan superar las barreras estructurales existentes. El camino hacia la igualdad requiere de esfuerzos sostenidos y de un compromiso colectivo que acelere el progreso hacia una sociedad más justa y equitativa para todas y todos.

Actividades productivas y disparidades de género en sectores clave

La participación activa de las mujeres en actividades productivas no solo es un derecho fundamental, sino también un factor determinante para el crecimiento económico de cualquier nación. Según Geldard (2024), cerrar las brechas de género en el empleo y el emprendimiento podría aumentar el producto interno bruto mundial en un 20%, de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial. Este dato evidencia el enorme potencial que representa la equidad de género para el desarrollo global.

Sin embargo, a pesar de los avances en materia de igualdad, alcanzar la paridad de género sigue siendo un reto significativo. El Informe Mundial sobre la Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial (2024) advierte que, de mantenerse el ritmo actual de progreso, se necesitarían aproximadamente cinco generaciones—equivalentes a 134 años—para lograr una igualdad plena entre hombres y mujeres. Este panorama refleja la persistencia de barreras estructurales que dificultan la equidad en distintos ámbitos laborales y sociales.

En este contexto, resulta alentador observar cómo las mujeres han logrado una mayor presencia en sectores emergentes como la inteligencia artificial (IA), un campo clave para la transformación empresarial. En efecto, la paridad de género ha registrado avances en áreas como educación, servicios profesionales, manufactura y tecnología. No obstante, persisten desafíos importantes en sectores estratégicos como big data, programación y ciberseguridad, donde la representación femenina sigue siendo considerablemente baja. (Foro Económico Mundial, 2024)

Más allá de estos avances, diversas barreras estructurales continúan obstaculizando el camino hacia la igualdad. Entre ellas, destacan las crisis económicas recurrentes, el deterioro de infraestructuras sociales y de cuidado, así como las desigualdades en las redes profesionales, las cuales limitan el acceso de las mujeres a mejores oportunidades laborales y de liderazgo.

Los datos de la Encuesta de Uso del Tiempo (EUT) de 2023 confirman estas desigualdades de manera contundente. Entre los hallazgos más relevantes, se encuentran:

  • La tasa de participación laboral femenina es 23 puntos porcentuales menor que la de los hombres.
  • El 88,7% de las mujeres realiza trabajo doméstico no remunerado, frente al 60,7% de los hombres.
  • En promedio, las mujeres dedican 6 horas y 18 minutos diarios a estas tareas, mientras que los hombres solo 3 horas y 36 minutos.
  • Al considerar el trabajo total (remunerado y no remunerado), las mujeres trabajan en promedio 12 horas y 49 minutos al día, un 11% más que los hombres. (Banco Interamericano de Desarrollo, 2023)

Estos datos reflejan la urgencia de implementar políticas públicas que no solo promuevan el acceso equitativo de las mujeres al empleo formal, sino que también fortalezcan los sistemas de protección social, la infraestructura de cuidados y los servicios de apoyo. Solo a través de estrategias integrales será posible reducir las disparidades de género y construir sociedades más justas e inclusivas.

Mujeres en STEM: ¿son invisibles?

A lo largo del tiempo, numerosas mujeres en el ámbito científico han hecho aportes significativos en sus respectivas disciplinas. No obstante, en muchas ocasiones, sus logros han sido ignorados en múltiples ocasiones debido a factores como la discriminación de género, la falta de reconocimiento y  los obstáculos que han tenido que enfrentar en sus carreras profesionales.

Sin embargo, en las últimas décadas, diversas iniciativas globales han surgido con el propósito de fomentar la inclusión y apoyar a las mujeres en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Si bien estos esfuerzos representan un avance hacia la equidad, aún queda un largo camino por recorrer para cerrar la brecha de género en los Premios Nobel y en otros ámbitos científicos y académicos.

En el contexto venezolano, las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística indican que, para 2050, la población femenina superará a la masculina en un 0,27%. Sin embargo, la pregunta sigue siendo pertinente: ¿cuántas de las 20.305.263 mujeres que habitarán el país en ese entonces se dedicarán a la ciencia y la tecnología? Si tomamos en cuenta los datos de la UNESCO, que revelan que solo el 29% de quienes trabajan en estos campos a nivel mundial son mujeres, la cifra podría ser menor de lo esperado. (Asovac, 2017)

Además, como lo señala la socióloga María Victoria Canino, jefa del Laboratorio de Ecología Política del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas  (IVIC), “estadísticamente podemos ser más, pero los cargos más importantes los siguen teniendo los hombres a pesar del número tan grande de egresadas o capacitadas. Y cuando obtenemos puestos de relevancia, a veces somos irrespetadas por el hecho de ser mujer” (Asovac, 2017). Esta afirmación pone en evidencia que, aunque la presencia femenina en la academia y la ciencia ha aumentado, el acceso a posiciones de liderazgo sigue estando restringido.

Si bien podría parecer un problema del pasado, la realidad demuestra que la discriminación de género sigue presente en muchos países. Esto limita las oportunidades de las mujeres no solo en la academia, sino también en otras áreas. Romper con estas barreras no es solo un asunto de justicia, sino también un paso esencial para el desarrollo de sociedades más equitativas e innovadoras.

Hacia un Futuro Más Equitativo

Cada día nos enfrentamos a la oportunidad y la responsabilidad de construir un mundo más justo y seguro para las mujeres. En este sentido, es fundamental reflexionar sobre nuestro rol en la transformación del entorno. ¿Qué acciones estamos tomando para impulsar el cambio? ¿De qué manera podemos acompañar y apoyar a las mujeres en su lucha por la igualdad?

Las barreras son múltiples y diversas. Desde las dificultades en el acceso a la educación hasta la falta de equidad en la ciencia, la tecnología y la innovación, las mujeres enfrentan numerosos desafíos a diario. Pero estos obstáculos no solo afectan sus carreras y aspiraciones, sino que también las exponen a distintas formas de violencia y desigualdad estructural.

Aun así, cada avance en la lucha por la equidad es una victoria. Cuando una mujer avanza, toda la sociedad se beneficia. Por ello, es momento de sumarnos al cambio, de alzar la voz y de actuar en favor de un futuro más justo e inclusivo. La equidad de género no es solo una aspiración, sino una necesidad que nos involucra a todas y todos. ¡Construyamos juntos un mundo donde el talento y la excelencia no tengan género!

Referencias