El emprendimiento ha abierto posibilidades de desarrollo y de autonomía para las mujeres, pero se enfrenta hoy a un mundo signado por cambios e impactado por el desarrollo tecnológico.
Según el informe Mujeres Directivas 2021, el empleo y el desarrollo profesional fueron afectados por la pandemia, la misma aceleró la tendencia al trabajo flexible, promovió la importancia de la diversidad en la innovación y el éxito empresarial, y la necesidad de un liderazgo moderno más empático y transparente centrado en la persona, lo que implica que los seres humanos deben ser el centro de las prioridades y de las estrategias de las organizaciones.
Las mujeres en este escenario llevamos la delantera porque somos más sociables y cercanas, lo que nos permite en el plano comercial poner en primer lugar las necesidades del cliente y ofrecer experiencias de impacto.
Nosotras poseemos ciertas habilidades blandas “soft skills” que nos permiten responder de mejor manera a los retos planteados por los entornos cambiantes, dinámicos e inciertos de este siglo. Lo que nos queda entonces es reconocer nuestras fortalezas propias del ser mujer, y potenciarlas con el objetivo de lograr el éxito personal y profesional.
Las mujeres establecemos mayor vinculación relacional, somos empáticas y estamos más comprometidas con el bienestar integral de nuestros equipos, somos más inclusivas al priorizar el trabajo en red y promover la participación de todos, estamos más orientadas a la resolución pacífica de conflictos y al seguimiento de los procesos.
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