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Hermanlyg Rios López

Hermanlyg Rios López

Abogada con 30 años de ejercicio profesional. Especialista en Derecho Mercantil, Derecho Tributario y cursando postgrado en Derechos Humanos en la UCV. Defensora de derechos humanos con especial interés en la promoción de los derechos de las mujeres.

Cuerpos en lucha: La valentía de “Flor del desierto”

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“La única forma de hacer una diferencia es actuando.” – Waris Dirie

Las producciones cinematográficas que abordan la violencia hacia las mujeres pueden ser una herramienta poderosa para crear conciencia colectiva sobre un problema estructural que requiere erradicación. Sin embargo, este objetivo no siempre es sencillo de trasladar al lenguaje audiovisual.

A través de diversas perspectivas y recursos narrativos, las películas logran plantear este tema con enfoques variados, es así como estas narrativas nos recuerdan la magnitud del problema, enfatizando la necesidad de mantenernos alerta y persistir en la lucha por los derechos de las mujeres a vivir libres de violencia. 

El cine ha sido una herramienta esencial para reflejar las experiencias de las mujeres y fomentar la reflexión colectiva en torno a esta problemática estructural. Sin embargo, lograr una representación adecuada en pantalla siempre es un desafío significativo. Por ello, en el marco del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, este 6 de febrero, les compartimos una película que transmite parte de la problemática, para concientizar al respecto.

En cualquier lugar, época o contexto, la violencia contra las mujeres está profundamente enraizada en las estructuras sociales. Por esa razón, es imprescindible generar mayor conciencia para erradicarla de manera integral. La ficción, cuando se aborda con sensibilidad y compromiso, puede funcionar como una herramienta reveladora, permitiendo a las audiencias comprender con mayor claridad las causas y consecuencias de esta problemática, reducir excusas y justificaciones, y fomentar acciones concretas contra todas sus manifestaciones.

“Flor del desierto” y la Mutilación Genital Femenina (MGF)

Un ejemplo destacado de cine comprometido es la película “Flor del desierto” (2009), una coproducción entre Reino Unido, Alemania y Austria, dirigida por Sherry Hormann. Basada en la novela autobiográfica de Waris Dirie, cuyo nombre significa precisamente “flor del desierto”, la película narra la vida de esta activista desde su infancia en una aldea rural de Somalia hasta su papel como embajadora especial de las Naciones Unidas entre 1997 y 2003 en la lucha contra la mutilación genital femenina (MGF). Este filme es una muestra poderosa de cómo el cine puede visibilizar problemáticas complejas y generar conciencia a nivel global.

La práctica de la MGF no puede entenderse únicamente como una tradición cultural; más bien, es el resultado de dinámicas profundamente desiguales de poder entre géneros que predominan en las sociedades donde se lleva a cabo (Scaramutti, 2024). 

La MGF es definida por el UNFPA como “cualquier procedimiento que suponga la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos o u otro tipo de lesión a los órganos genitales femeninos por razones culturales o de otro tipo, pero no médicas”. (UNFPA, 2024)

Este fenómeno afecta a millones de niñas y mujeres, según UNICEF (2024), más de 230 millones de mujeres han sido sometidas a esta práctica, la cual constituye una violación de los derechos fundamentales.

La historia de Waris Dirie: Luchando contra la mutilación genital femenina

La película “Flor del desierto” relata la vida de Waris Dirie desde su niñez en una comunidad nómada de Somalia, donde fue sometida a la mutilación genital femenina (MGF) a los cinco años y posteriormente forzada a un matrimonio infantil a los once años. Tras escapar de su destino, Waris llegó a Londres, donde vivió en condiciones precarias hasta su entrada al mundo del modelaje. 

Esta transición ilustra las complejidades de su vida, marcada por la intersección de factores como la raza, el género, la migración y la pobreza, lo que la expuso a diversas formas de discriminación.

Como señala (Scaramutti, 2024),  esta concatenación de discriminaciones se refleja en momentos clave de la película, como cuando su padre intenta casarla siendo menor de edad o cuando, ya en Londres, sufre esclavitud doméstica realizando tareas de limpieza y cuidado del hogar.

No obstante, la protagonista logra superar estas adversidades y empoderarse, aunque su historia no es representativa de la mayoría.

Como señala Matute (2019), “la película es un choque con la realidad, una que muchos creíamos inexistente”. Este testimonio resalta cómo el cine puede ser una herramienta reveladora que invita a reflexionar y actuar contra la violencia de género.

Los datos proporcionados por UNICEF (2024) subrayan la magnitud del problema: más de 230 millones de niñas y mujeres han sufrido MGF, con un aumento del 15% en las últimas dos décadas.

La mayoría de los casos se concentran en África (144 millones), Asia (80 millones) y Oriente Medio (6 millones), aunque también se documentan casos en comunidades migrantes en Europa, América y Oceanía. Este panorama pone en evidencia la urgencia de fortalecer los esfuerzos globales para erradicar esta práctica.

La película “Flor del desierto” también documenta las difíciles vivencias de Waris Dirie en Londres. Durante varios años, vivió de manera ilegal, trabajando en restaurantes de comida rápida para subsistir. Sin embargo, gracias a un encuentro con un fotógrafo, logró iniciar su carrera en el modelaje. Unos años después, Waris Dirie fue portada de la revista Vogue en Europa, convirtiéndose en la primera mujer afrodescendiente en lograrlo. 

Su carrera en el modelaje la llevó a trabajar con marcas de renombre como Chanel, Versace, Cartier y L’Oréal. Sin embargo, Waris cargaba un secreto: su experiencia con la MGF. En 1997, confesó en una entrevista que había sufrido mutilación genital femenina, lo que dio inicio a su labor de sensibilización y denuncia en contra de esta práctica.

La narrativa de Waris Dirie

Waris Dirie, nombrada Embajadora Especial contra la Mutilación Genital Femenina (MGF) en 1997 por el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, desempeñó este rol hasta 2003. 

En una entrevista con El País (Pérez-Lanzac, 2010), Waris Dirie expresó su frustración con la falta de avances, señalando: “No creo que nadie allí quiera hacer nada por cambiar la situación de la mujer. Empezó a parecerme una pérdida de tiempo. No me gustan las charlas, las reuniones, me gusta la acción”.

Esta declaración subraya la necesidad de un enfoque más directo en la lucha por los derechos de las mujeres, más allá de las palabras, los foros y actividades. 

De acuerdo con UNICEF (2024), cada año, aproximadamente 4,4 millones de niñas siguen estando en riesgo de ser sometidas a esta práctica.

Este alarmante dato resalta la urgencia de un cambio tangible, tal como lo sugiere Waris Dirie al abandonar su carrera en el modelaje para enfocarse en el activismo.

Acción Directa en la Lucha contra la MGF

En su transición hacia el activismo, Waris Dirie fundó la Desert Dawn Foundation en 2001, con el objetivo de recaudar fondos para clínicas y escuelas en Somalia. Luego, la Waris Dirie Foundation en 2002, dedicada a la abolición de la MGF. 

Este compromiso se consolidó en 2010 con el cambio de nombre de su fundación a Desert Flower Foundation. A través de esta plataforma, Waris Dirie lideró iniciativas clave, como Save a Little Desert Flower, y estableció centros médicos en ciudades como Berlín, Estocolmo, París y Ámsterdam para el tratamiento de víctimas de la mutilación (Britannica, 2024).

Reconocimiento Internacional y Progresos en la Lucha

La contribución de Waris Dirie a la causa fue reconocida internacionalmente, recibiendo el Women ‘s World Award en 2004 y siendo condecorada con la Legión de Honor, la orden más alta de Francia, en 2007 (Britannica, 2024). 

En una entrevista con France 24, Waris Dirie destacó avances significativos, mencionando que, en 2002, existían solo cuatro leyes contra la MGF, mientras que hoy casi todos los países han adoptado normativas al respecto.

Además, reveló que, gracias a la investigación realizada por su fundación, la Unión Europea reconoció la práctica en su territorio y la incorporó en su agenda. (France 24, 2017)

Impacto Cultural y Reflexión sobre la MGF

La película Flor del Desierto presenta un momento crucial en el que Waris Dirie conversa con su amiga inglesa sobre “el corte”, una práctica que la protagonista daba por generalizada debido a su entorno cultural.

En este sentido, Waris comienza a cuestionar los valores de su cultura de origen tras su llegada a Londres, un proceso que ejemplifica cómo las creencias arraigadas pueden ser desafiadas a través de la educación y el acceso a la información. (Scaramutti, 2024)

Este aspecto se relaciona con la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, 1979), que insta a los Estados Parte a modificar los patrones socioculturales que perpetúan tales prácticas. (CEDAW, 1979) 

La Larga Lucha: Avances y Desafíos

Finalmente, en el Día Internacional de Tolerancia Cero con la MGF, el 6 de febrero, se recuerda la importancia de seguir luchando contra esta práctica. No obstante, las crisis humanitarias y los conflictos continúan representando un obstáculo para la eliminación total de la MGF para 2030. (UNICEF, 2024) 

En conclusión, “Flor del Desierto” no solo denuncia la MGF, sino que también visibiliza las luchas, los logros y la resistencia de Waris Dirie, quien se ha convertido en un símbolo de lucha por la justicia y los derechos de las mujeres. 

Referencias