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CEPAZ Centro de Justicia y Paz

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Somos una organización sin fines de lucro que trabaja desde el año 2012 en la promoción y defensa de valores democráticos, los derechos humanos y la cultura de paz en Venezuela.

¡A PARIR, MUJERES!

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Artículo de la profesora Isabel Zerpa Albornoz
Directora del Centro de Estudios de la Mujer
Universidad Central de Venezuela

Después de presenciar y escuchar a través de las redes al señor Nicolás Maduro: Que Dios te bendiga por haberle dado a la patria seis muchachitos y muchachitas…

Después de escuchar su mandato: Todas las mujeres, a tener seis hijos… Después de estas palabras, una no sabe qué pensar, una se confunde en su propio sentir… Una pasa del asombro a la rabia, del estupor a la indignación; del coraje a la desesperanza… Y se nos llena la vida de todos estos sentimientos cuando vemos que el futuro del país, que esas madres y esos “hijos de la patria”, son la desnutrición, la tristeza, la languidez, la vulnerabilidad, la pobreza extrema y la desesperanza que caminan por las calles de las ciudades y los pueblos de nuestro país.

Estas palabras se pronuncian en medio del Encuentro Nacional del Parto Humanizado y Lactancia Materna. A estas alturas, yo me pregunto ¿qué es eso?¿Cómo se puede hablar de parto humanizado y cómo se entiende esto, en un país en el que se incrementa la mortalidad materno infantil? Cómo se puede hablar de este tema en un espacio en donde la violencia obstétrica está presente a la orden del día. Cómo podemos hablar de parto humanizado cuando las maternidades carecen de los insumos fundamentales, por hablar de manera muy general. Sobre todo, cómo podemos hablar de parto humanizado, cuando las mujeres siguen siendo discriminadas y consideradas como los seres que vinieron al mundo, a parir por encima de todas las cosas… Esto es lo más importante: parir, parir, parir…

A PARIR, MUJERES. ¡Atentas! No importa cuántos hijos paran ni en qué condiciones y mucho menos importan sus propias vidas y el futuro de esos niños y esas niñas. No importa mujeres, “lo importante es traer al mundo a los hijos de la patria”. Eso sí, seguiremos viendo con dolor y con coraje a esas niñas de la patria que seguirán pariendo a muy temprana edad y que jugarán con muñecas y muñecos de carne y hueso desnutridos y con profundas carencias, que muy pocos podrán ir a la escuela y si lo logran, lamentablemente desertarán a la mitad del camino, sin entrar en los detalles del triste futuro de estos niños y niñas.

No importa mujeres. Este es el mandato, no importa que se preparen, que estudien, que se independicen, que se forjen un futuro y que tengan el derecho a decidir sobre sus cuerpos y sobre tener o no tener hijos. La maternidad es el mandato.

No importa la educación de las mujeres y las niñas, porque lo importante no es vivir, sino parir… En consecuencia, ni hablar de la prevención del embarazo temprano. Insólito, pero cierto. ¿Será que la educación sexual, los derechos sexuales y reproductivos, la salud sexual y reproductiva y el derecho a decidir, habrán sido considerados antes de hablar del supuesto parto humanizado?

Por cierto, me pregunto también sobre este mandato… La violencia tiene tantos rostros, pero algunos de estos rostros son invisibles y se maquillan con palabras, algunas veces jocosas, divertidas; otras veces, se endulzan con miel envenenada, pero son las que más daños hacen en el día a día. Es esa violencia que amilana cotidianamente y que hunde a muchas mujeres en un pozo sin fondo. Esa violencia, que entre otras cosas, le dice a las mujeres que solo sirven para parir hijos, que es lo único que saben hacer. Desconsideración y desvalorización al extremo. Las mujeres nos somos máquinas para producir hijos y nadie puede darnos ni éste, ni ningún otro mandato.

Mujeres, cuánto coraje y tristeza me embarga en medio de esta situación tan caótica.