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Red Naranja Venezuela

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Red Naranja es un espacio de articulación para la defensa y promoción del derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia

Diálogos Naranja: El empoderamiento de las mujeres fomenta la autoconciencia y la autodeterminación

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Por Comunicaciones Cepaz

El Centro de Justicia y Paz (Cepaz), la Red de Mujeres de Amnistía Internacional, la Red de Activistas Ciudadanos por los Derechos Humanos (Redac), el Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres (ODHM); Loto Azul, Uquira y la Red Naranja, organizaron la primera edición de los Diálogos Naranja, que fue realizada el pasado 28 de agosto y estuvo enfocada en la educación en igualdad e inclusión.

Este encuentro contó con la participación de la abogada Yolima Arellano del ODHM, quien se refirió a los derechos humanos de las mujeres como la protección internacional que se ha establecido para garantizar, respetar y promover los derechos en la población femenina.

Los instrumentos de protección internacional de los derechos humanos de las mujeres son la Convención  Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Recomendación 19 de Violencia contra la Mujer de las Naciones Unidas ONU y el Protocolo Facultativo de la CEDAW.

Los Estados deben actuar con la debida diligencia para garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Se requiere un nuevo pacto social sobre los cuidados y la división sexual de los trabajos, con la finalidad de modificar los estereotipos y los roles de género.

Arellano resaltó la importancia de la responsabilidad mutua de los padres y las madres para el desarrollo y la atención hacia los hijos, en una repartición igualitaria de los trabajos de cuidado, con los mismos compromisos, con la finalidad de lograr equilibro de las cargas en el hogar.

En Venezuela, debido a la emergencia humanitaria compleja a la que está sometida la población, sumado a la pandemia de la Covid-19, ha habido un gran retroceso en la inclusión y la igualdad, agregó Arellano.

Feminismo y empoderamiento

Durante su participación, Melanie Agrinzones, de Uquira, realizó una dinámica sobre la construcción colectiva del término “feminismo”, que se definió como la reivindicación de los derechos por la lucha por la igualdad y la libertad, mediante el empoderamiento femenino, para la participación inclusiva en la toma de decisiones en los espacios públicos y privados, con la finalidad del reconocimiento propio y en la sociedad, tanto de las mujeres como los hombres.

Resaltó que el feminismo busca la igualdad, la equidad y la justicia pero sobretodo tiene el objetivo del empoderamiento en las mujeres para la autoconciencia y la autodeterminación. Al estar en una sociedad patriarcal, conlleva a una lucha de las mujeres por la libertad, ya que cada derecho obtenido fue una reivindicación para lograrlo como el derecho a la educación; el derecho a votar y el derecho al divorcio.

El feminismo es diverso, porque se tienen posiciones y experiencias distintas, enfocadas en el respeto hacia la diversidad y la inclusión. No se debe tener una sola mirada en el área porque se estarían cometiendo los mismos errores del patriarcado.

Desde la diversidad de pensamientos se puede construir una sociedad más inclusiva, con la sororidad como una posición política, a través de los estímulos positivos y las alianzas en la sociedad.

 Se deben visibilizar a las mujeres del pasado en medio del sistema patriarcal que expresaban sus ideas y realizaban acciones contundentes para lograr la reivindicación de los derechos de las mujeres y así entender el contexto actual.

Agrinzones expresó que sin la participación de las mujeres no existe la democracia y no se debe permitir el atraso en los derechos de la población femenina. Es preciso tener una mirada interseccional en todas las áreas.

Destacó la carga de las mujeres en los hogares durante la pandemia en las diversas actividades como el trabajo o el teletrabajo, el cuidado de los hijos, la preparación de los alimentos y el aseo.

Los participantes expresaron el gran retroceso de los derechos de las mujeres que está ocurriendo en la actualidad, así como el retardo de los trámites en los procedimientos y la falta de respuesta del Estado.

Agudización de los estereotipos en cuarentena

Por su parte, Ofelia Álvarez, directora de la Fundación para la Prevención de la Violencia Doméstica hacia la Mujer (Fundamujer) comentó que ha observado la agudización de los estereotipos sexuales y los roles de cuidados durante la cuarentena. 

Agrinzones cree que se debe repensar la educación para realizar cambios en los niños y en las niñas, teniendo en cuenta la igualdad y la democracia como unos de los aspectos fundamentales. Enfatizó la importancia de la aprobación del primer protocolo para la atención de los casos de violencia de género en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y dijo que se espera seguir avanzando en el ámbito universitario.

Yolima Arellano añadió que la educación debe tener un proceso de deconstrucción  y la construcción de nuevos paradigmas con la educación para la igualdad, para el respeto entre las niñas y los niños, la resolución alternativa de los conflictos, la responsabilidad compartida de deberes en el hogar.

Informó que se estará trabajando en un proyecto con la Embajada Francesa y Aula Abierta para  la capacitación del personal universitario y los estudiantes sobre violencia de género, la consulta con la comunidad universitaria y las directrices para la elaboración del protocolo para las universidades en Zulia, Lara y Mérida.

Por otra parte, indicó que la desigualdad se encuentra presente en la división sexual del trabajo, con la esfera productiva comúnmente asignada a los hombres y la esfera reproductiva dirigida a garantizar la vida, con responsabilidad de las mujeres.

Las mujeres poseen las responsabilidades del hogar, el mantenimiento de los espacios y los bienes, la salud, las relaciones del hogar y el apoyo psicológico, la educación y las personas dependientes para los cuidados no remunerados.

Durante la pandemia de Covid-19, las mujeres se han encargado de las responsabilidades domésticas y el teletrabajo, las tareas educativas y el cuidado a las personas dependientes, generando estrés, afecciones en la salud física y mental y pobreza de tiempo personal. El aislamiento social ha aumentado las desigualdades, la discriminación, la violencia doméstica  y de otros tipos.

Existen riesgos en el retroceso de la participación laboral de las mujeres en cantidad y calidad: la pérdida de talento humano en las empresas, las cadenas productivas y la economía; el aumento de la desigualdad y la pobreza de las mujeres; los retrocesos en la calidad de vida de los cuidados que reciben las personas cuidado-dependientes y los cuidadores, como lo hace ver el informe de “Con la vida en los cuidados” de la Asociación Venezolana para la Educación Sexual Alternativa (Avesa).

La sobrecarga de trabajo sobre las mujeres limita sus oportunidades de vida, siendo un obstáculo de empoderamiento económico y para el ejercicio pleno de sus derechos en igualdad con los hombres.

La crisis de los cuidados es preexistente, pero la Covid-19 la ha empeorado e incrementado exponencialmente en las mujeres, incluyendo quienes trabajen en el ámbito informal.

Se requiere un nuevo contrato social que contenga las políticas de los cuidados; la creación de las condiciones materiales, institucionales y simbólicas; una nueva propuesta sobre la división sexual de los trabajos, acorde a las demandas sociales.

Recomendaciones

Las recomendaciones a largo plazo invitan a la inversión de la infraestructura de los cuidados, la tecnología y los sistemas de transporte para el ahorro de tiempo, así como la integración de la variable de los cuidados en la planificación, el diseño y la implementación de las políticas macroeconómicas.

Para finalizar, Yolima Arellano expresó que se debe reconocer el trabajo de los cuidados, redistribuir las responsabilidades domésticas y la paternidad con más equilibrio e igualdad, y reducir la carga de trabajo no remunerado, con el enfoque de los derechos humanos e interseccional, los principios de la igualdad, la universalidad y la solidaridad.

Isabel Zerpa añadió que la educación en igualdad debe abarcar el espacio familiar, incluso mediante los relatos e invitó a visitar su página web para leerlos, así como destacó la importancia del auto reconocimiento entre las mujeres y los hombres.