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Hermanlyg Rios López

Hermanlyg Rios López

Abogada con 30 años de ejercicio profesional. Especialista en Derecho Mercantil, Derecho Tributario y cursando postgrado en Derechos Humanos en la UCV. Defensora de derechos humanos con especial interés en la promoción de los derechos de las mujeres.

Cuando el cine rompe el silencio: La Teta Asustada

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El cine tiene la capacidad de educar, conmover e inspirar y a su vez, puede ser una herramienta de transformación social. En este sentido, las películas que abordan la violencia hacia las mujeres pueden ayudar a crear conciencia colectiva y promover acciones concretas para su erradicación. Asimismo, se convierte en un medio indispensable para avanzar hacia sociedades más justas y equitativas, recordando la importancia de seguir luchando por los derechos de las mujeres.

Cada día más autores sugieren utilizar el cine como una forma de abordar la problemática de la violencia contra las mujeres. A pesar de las iniciativas legales implementadas en los últimos años, el número de mujeres víctimas de violencia sigue aumentando, lo que pone en evidencia que estas medidas por sí solas no son suficientes. (González, 2023)

Por ello, resulta fundamental profundizar en las causas y consecuencias de la violencia desde el ámbito de la investigación, así como proponer herramientas para la sensibilización y eliminación de este tipo de violencia en todos los contextos.

Al abordar la violencia contra las mujeres, estas obras contribuyen a visibilizar problemáticas ocultas, inspirar empatía y promover acciones concretas para erradicar estas prácticas. En un mundo donde la violencia sigue siendo una realidad para muchas mujeres, el cine ofrece una vía para generar conciencia y construir sociedades más equitativas y libres de violencia.

“La teta asustada”: una metáfora del trauma generacional

La película “La teta asustada”, basada en el libro de la escritora Vivían Meza, fue dirigida por Claudia Llosa y estrenada en 2009. Esta obra de género dramático constituye una oportunidad para reflexionar profundamente sobre la violencia y sus secuelas. 

Con una temática poderosa, ha sido ampliamente elogiada por abordar temas complejos como el trauma post violencia, particularmente en el contexto del conflicto armado en Perú, y por dar visibilidad a las mujeres indígenas afectadas por la violencia sexual. (Portillo, 2009)

El término “la teta asustada” funciona como una metáfora poderosa que simboliza la manera en que los traumas derivados de la violencia sexual pueden transmitirse de una generación a otra. 

De acuerdo con portillo (2009), esta creencia está profundamente arraigada en las comunidades andinas y cuenta con un fundamento científico, según lo han demostrado diversas investigaciones realizadas en escenarios de violencia política. Por ejemplo, un estudio liderado por la psiquiatra argentina Diana Kordon concluyó que los traumas experimentados durante conflictos armados afectan tanto a las personas que los viven directamente como al tejido social en su conjunto. Además, el impacto puede extenderse a generaciones futuras. (Kordon, citado en Portillo, 2009)

Esta expresión surgió en las comunidades indígenas peruanas afectadas por el conflicto armado, especialmente durante la década de 1980 y principios de los 90. En este contexto, el cine ha servido como un vehículo para dar visibilidad a estas experiencias históricamente silenciadas y marginadas. (Mujeres en Red, 2009)

Según Claudia Llosa, directora de la película, las comunidades afectadas no sólo no fueron consoladas ni indemnizadas tras el conflicto, sino que además sufrieron una marginación adicional al ser vistas como un recordatorio de la barbarie vivida. En ese sentido, la película también reflexiona sobre la dificultad de superar el pasado. (Llosa, citado en Portillo, 2009)

En última instancia, el mito de la “teta asustada” se emplea de manera simbólica como una representación del miedo heredado. Esta metáfora se vincula a la creencia de que los traumas y miedos relacionados con la violencia sexual pueden transmitirse de madre a hijo a través de la leche materna. Esta interpretación ha sido ampliamente reconocida como uno de los mayores logros narrativos y temáticos de la película. (Portillo, 2009)

“La teta asustada” como denuncia social

La película “La teta asustada” es un ejemplo destacado del cine latinoamericano por abordar un tema tan delicado como el trauma post violencia en mujeres indígenas peruanas. No solo ha visibilizado los efectos de la violencia sexual en las generaciones posteriores, sino que también ha sido reconocida internacionalmente, obteniendo premios en festivales de cine de gran prestigio. Aunque ha generado algunas críticas, su impacto sigue siendo significativo en la lucha contra la violencia de género. (Mujeres en Red, 2009)

Cabe resaltar que “La teta asustada” recibió en 2009 el Oso de Oro a Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Berlín, uno de los reconocimientos más prestigiosos en el ámbito cinematográfico. Ese mismo año fue galardonada con el Premio Ariel a la Mejor Película Iberoamericana en México.

Posteriormente, en 2010, ganó el Premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana en España y fue nominada al premio Óscar en la categoría de Mejor Película en Idioma Extranjero. Hasta la fecha, esta nominación la convierte en la única película peruana en competir por un Óscar.

Estos reconocimientos resaltan la importancia de la película como una obra que visibiliza una realidad dolorosa y promueve el debate sobre la violencia de género. (Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, 2010)

Origen y Significado de “La teta asustada”

El término “La teta asustada” tiene su origen en el contexto del conflicto armado interno, que afectó a Perú entre 1980 y 2000, un periodo marcado por la violencia sexual sistemática ejercida contra mujeres indígenas y campesinas. Este tipo de agresiones no solo buscaban castigar y humillar a las víctimas, sino también someter y desarticular a sus comunidades. (Diálogos Humanos, 2022) 

Aunque algunas interpretaciones consideran este fenómeno como una “enfermedad”, no cuenta con un reconocimiento científico. Más bien, se comprende como una construcción cultural del trauma heredado y de la transmisión del miedo.

En relación con el uso del término, “la teta asustada” parece haberse consolidado en el imaginario colectivo durante el conflicto armado, conforme las mujeres compartían sus vivencias traumáticas y sus posibles efectos en sus hijos. No obstante, fue a partir del estreno de la película dirigida por Claudia Llosa que el concepto se popularizó, al ser retomado del folclore peruano para la narrativa cinematográfica. (Diálogos Humanos, 2022)

La película relata la historia de Fausta, quien padece lo que se describe como la “teta asustada”, una afección transmitida por su madre, Perpetua, a través de la leche materna. Aunque ese periodo de violencia ha concluido, el fallecimiento repentino de su madre intensifica el aislamiento emocional de Fausta, dificultando su capacidad para relacionarse, especialmente con los hombres. (Diálogos Humanos, 2022)

En este contexto, la obra de Llosa pone en evidencia cómo la violencia sexual no solo afecta a las víctimas directas, sino que también deja profundas secuelas físicas y psicológicas en las generaciones posteriores, perpetuando un ciclo de dolor y trauma que trasciende el tiempo.

Contexto Histórico y Social

La teta asustada aborda de manera directa y cruda el impacto de la violencia sexual durante el conflicto armado en Perú. Este término tiene su origen en las creencias populares de comunidades indígenas y campesinas, particularmente las afectadas por la violencia política que enfrentó el país durante dos décadas. 

Según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), muchas de las mujeres violentadas pertenecían a comunidades quechua-hablantes y campesinas de regiones como Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Estas áreas, mayoritariamente rurales, se convirtieron en el epicentro de las atrocidades cometidas tanto por grupos insurgentes como por las fuerzas del Estado. (Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2003)

Además de sufrir violencia sexual, estas mujeres enfrentaron una doble marginación derivada de la discriminación racial, económica y de género que caracterizaba a las zonas andinas y selváticas. 

En consecuencia, muchas voces han debatido si la película realmente contribuye a empoderar a sus personajes femeninos o si, por el contrario, los presenta únicamente como víctimas atrapadas en una realidad inmutable.

Mujeres afectadas por “La teta asustada”

Las mujeres directamente afectadas por esta “enfermedad”, tanto en el contexto de la película como en la vida real, pertenecían principalmente a comunidades indígenas y campesinas. Estas mujeres sufrieron algunas de las formas más brutales de violencia durante el conflicto armado interno en Perú. 

Según el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), el 79% de las víctimas mortales del conflicto provenían de áreas rurales y el 75% tenían el quechua como lengua materna, lo que evidencia cómo las comunidades indígenas fueron desproporcionadamente golpeadas por la guerra. (CVR, 2003)

En este marco, las mujeres indígenas y campesinas enfrentaron múltiples vulnerabilidades. No solo padecieron violencia sexual, sino que también estuvieron expuestas a la pobreza extrema, el racismo estructural y la falta de acceso a la justicia, lo que profundizó aún más su aislamiento social y el impacto del trauma. (Frayssinet, 2009)

Formas de violencia en “La teta asustada”

  • Violencia sexual:

El núcleo de la trama aborda la violencia sexual como arma de guerra. En la película, esta forma de violencia no solo afecta a las víctimas directas, sino que también deja secuelas en sus descendientes. 

  • Violencia psicológica:

La película también aborda la transmisión intergeneracional del trauma. Fausta, la protagonista, no experimenta directamente la violencia del conflicto armado en Perú, pero el miedo profundo que hereda de su madre condiciona su vida. 

  • Violencia simbólica:

En un intento desesperado por protegerse, Fausta inserta una papa en su vagina, un acto que refleja la internalización de la violencia patriarcal. Este gesto, aunque extremo, simboliza la subordinación y deshumanización que enfrentan las mujeres en sociedades patriarcales. 

Reflexión final

“La teta asustada” es una película que emplea el arte como un medio de denuncia social. De este modo, a través de una narrativa profundamente emotiva, nos invita a reflexionar sobre el impacto devastador de la violencia hacia las mujeres y subraya la urgencia de su erradicación. En consecuencia, mediante el arte, esta obra nos confronta con una realidad que a menudo ocultan o ignoran.

Además, es importante destacar que el cine, al igual que las leyes y políticas públicas, desempeña un papel fundamental en la sensibilización de la sociedad, fomentando así la creación de comunidades más equitativas y justas.

Referencias