En medio de la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país, las mujeres siguen siendo afectadas de forma diferenciada. Ejemplo de ello es que la violencia de género ha continuado en aumento. Solo entre enero y septiembre del 2023, hubo 201 femicidios.
Las organizaciones que promueven y defienden los derechos de las mujeres venezolanas han ampliado sus capacidades para apoyar a las mujeres en las comunidades, a pesar de que la responsabilidad y obligaciones las tiene el Estado venezolano. Esto ha impactado también en las defensoras de los derechos de las mujeres y el movimiento feminista venezolano.
Desde la Red Naranja entrevistamos a algunas de ellas, quienes pudieron expresar sus vivencias como defensoras de los derechos de las mujeres. Queremos compartir sus voces, para conocer más acerca de sus distintas realidades y percepciones.
Verónica Arvelo nos comentó que dirigir Entretejidas ha sido la experiencia profesional más desafiante que ha tenido, pero también ha sido profundamente gratificante. La labor de liderar una organización feminista implica una constante lucha por los derechos de las mujeres, la equidad de género y la justicia social, en un contexto complejo como el venezolano.
Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos como organizaciones de derechos de las mujeres es la resistencia y oposición de aquellos que no comparten nuestra visión de igualdad de género. Existen barreras culturales, sociales y políticas arraigadas que obstaculizan el avance del feminismo en Venezuela. La falta de comprensión y apoyo por parte de sectores conservadores y machistas de la sociedad también dificulta el avance de los derechos de las mujeres en el país.
Para Mayela Carrillo, su experiencia ha sido nutritiva, desafiante y algunas veces fue un reto, especialmente al inicio. Hace más de 30 años, comenzó con una estructura organizativa, aplicando sus conocimientos académicos, y enfrentó diversos retos para determinar mejor el enfoque de su organización. Se fue empoderando a través del recorrido de las comunidades y conociendo su entorno. A partir de allí, se transformaron sus retos en desafíos, ya que puede determinar los problemas y acompañar a las comunidades, desde la experticia de su organización.
Beatriz Mora compartió que persisten los retos con las instituciones públicas, ya que existe revictimización, retraso procesal y poca celeridad en el proceso de denuncia.
Luisana Angulo indicó que considera positivo que en las organizaciones, la sororidad, la comunicación sana, afectiva y efectiva esté presente. También, resaltó que Uniandes es una ONG liderada por mujeres y la mayoría de quienes la integran son mujeres, pero también hay hombres sensibilizados y con enfoque de género, lo cual es sumamente importante en esta labor que realiza.
Por otra parte, Hermanlyg Ríos señaló que su experiencia ha sido muy enriquecedora y positiva. Uno de los retos que ha enfrentado ha sido el desafío de equilibrar su rol de activista y defensora de DDHH, con su vida laboral y sus responsabilidades familiares.
María Alejandra Pérez dijo que su experiencia ha sido de crecimiento personal y profesional, de trabajar en pro por un mejor país. Aunque también ha tenido retos todos los días, como lo es incentivar la denuncia en un país en que el sistema de justicia no es totalmente imparcial ni independiente.
Riesgos y adversidades de las defensoras
En el espacio cívico existen diversas amenazas y restricciones, tal como lo indica Civicus. Las defensoras de los derechos de las mujeres lo viven también, de forma diferenciada, con distintos retos y riesgos. Arvelo indicó que enfrentan amenazas, hostigamiento y violencia por parte de actores estatales y no estatales que buscan silenciar su voz y desalentar su activismo.
Ante ello, Mora indicó que las lideresas de organizaciones se han sentido angustiadas ante el aumento de la persecución, la vulnerabilidad e inseguridad que tienen, al ser criminalizada la actividad de las OSC por parte del Estado. Incluso, ante la afectación diferenciada, las lideresas afirman sentir temor por sus familias y por cada una de ellas. Sin embargo, toman medidas de seguridad y el miedo que pueden sentir no les paraliza, sino que las impulsa a accionar, de forma consciente, colectiva y articulada.
Arvelo expresó que aparte de algunos insultos en las redes sociales, constantemente se siente preocupada por su seguridad, la de su equipo y colaboradoras, pero también está comprometida con la lucha por la justicia e igualdad.
Carrillo también compartió que considera que se viven distintos riesgos. Ella está convencida que se debe ejercer el pensamiento crítico y expresa su opinión. Sin embargo, hay personas que la atacan por dichos planteamientos en los distintos espacios.
Por otra parte, Beatriz Mora y Luisana Angulo comentaron que viven otros riesgos de seguridad en las fronteras, como amenazas por situaciones de trata de mujeres y por los agresores de víctimas de violencia, así como la presencia de grupos armados irregulares, cuando se realizan talleres y acompañamiento a las comunidades.
También es común que defensoras de derechos de las mujeres, como lo expresaron, se sientan tristes, agotadas y/o impotentes, ya que existen situaciones que afectan a las mujeres venezolanas y que no tienen una solución inmediata. Desean poder lograr la igualdad de género en el país, lo cual es un reto muy complejo, en el que se enfrentan diversos desafíos.
El otro lado de la defensa de los derechos de las mujeres es cuando se articulan, acompañan en los procesos y se logra justicia y distintos objetivos, para proteger a las mujeres, víctimas de violencia y que se sientan seguras y resguardadas.
¿Ser madre y feminista en Venezuela?
Mayela Carrillo comentó que ser madre, mujer y defensora fue una gran travesía, porque tuvo que cuestionar sus creencias, derribarlas y deconstruirse para edificarse nuevamente. Resignificó lo que es ser madre y mujer feminista, que busca espacios equitativos. En su proceso de conocerse, se tomó de la mano a sí misma, para acompañar a sus hijos y sus distintos roles en la comunidad.
Hermanlyg Ríos compartió su vivencia, la cual le aporta satisfacción y le llena de alegría. Sin embargo, también conlleva desafíos significativos que implican balancear sus responsabilidades profesionales, laborales y familiares, con las exigencias del activismo y la promoción de los derechos humanos.
Como feminista le ha tocado lidiar y enfrentar estereotipos de género y prejuicios en su entorno personal y profesional. “Asumir estos roles de madre, feminista y defensora es una fuente de empoderamiento personal y una oportunidad para contribuir a la construcción de un mundo más justo, inclusivo y equitativo para todas las personas. Además, es importante recordar que cuidar de mi misma es fundamental para poder cuidar de las demás personas y seguir luchando por sus causas”, culminó Ríos.
Mujeres que lideran ONG y su acceso al financiamiento
Mora compartió su preocupación, ya que el acceso a financiamiento es complejo y en el caso de la Fundación Proidheas trabajan ad honorem, siendo significativo el reto económico para sobrevivir en Venezuela.
Y por otra parte, Arvelo advirtió que la precariedad económica y la falta de recursos son obstáculos constantes para llevar a cabo las iniciativas y programas en pro de los derechos de las mujeres. Y en consecuencia, la escasez de fondos limita las capacidades para realizar actividades de sensibilización, educación y apoyo a las mujeres en situaciones de vulnerabilidad.
Ante los retos, accionamos en red
Las reflexiones de las compañeras que integran la Red Naranja son muy valiosas. Arvelo señaló que siente que es fundamental mantenernos vigilantes, solidarias y resilientes frente a las adversidades y los riesgos que enfrentamos en nuestro trabajo diario.
“Estoy consciente de los múltiples desafíos del contexto, pero también lo estoy sobre la importancia y la urgencia de nuestro trabajo como feministas. Hay días que me siento un poco frustrada porque aún queda mucho trabajo por hacer, y otras veces me siento agradecida y orgullosa cuando veo que logro llevar el mensaje a otras personas y cuando logro de una y otra manera ayudar a otras mujeres a encontrar su propia voz”, culminó Arvelo.
Mora concluyó expresando que las defensoras trabajan incansablemente, día a día, porque las mujeres puedan vivir en un mundo libre de violencia, lo que espera que algún día pueda ser una realidad.