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Red Naranja es un espacio de articulación para la defensa y promoción del derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia

Más de 20 años después de la Resolución 1325

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La Resolución 1325 (2000) reconoce el efecto desproporcionado y singular que los conflictos armados causan en las mujeres, adolescentes y niñas y, a su vez, insta a la Organización de la Naciones Unidas (ONU) y a sus Estados Miembros a impulsar la representación de las mujeres en todos los niveles de toma de decisiones relativas a la prevención, gestión y solución de conflictos, los procesos y negociaciones de paz. Busca incorporar una perspectiva de género que tenga en cuenta las necesidades de las mujeres y las niñas durante todas las fases de prevención, atención del conflicto y posconflicto.

No obstante, se ha generado cierta incertidumbre sobre la efectividad de la implementación de la Resolución 1325 y la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad.

Sus críticas se centran en que la implementación de la Resolución está lejos de lo estimado a pesar de los compromisos e iniciativas que se han tomado a nivel global1. Sin embargo, no todo es negativo. Se considera que la Agenda es exitosa a nivel internacional, debido a que ha sido responsable de que se visibilicen las reivindicaciones que las organizaciones de mujeres y movimientos feministas han realizado durante décadas2.

Debido a esto, es importante realizar un análisis crítico sobre ciertos datos referentes a la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad y de la Resolución 1325 para poder evaluar su progreso e identificar sus fortalezas y debilidades.

De acuerdo al informe anual elaborado en 2023 por el Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad (en adelante, el Informe), para el año 2022, 614 millones de mujeres y niñas vivían en países afectados por conflictos en 2022, lo que implica un aumento del 50% desde 20173

Ante este difícil contexto, se ha aumentado los esfuerzos de la comunidad humanitaria por integrar las consideraciones de igualdad de género, como se puede observar en el caso de la creación de mecanismos consultivos de mujeres en Afganistán y Gaziantep (Turquía), donde se facilitó la participación de mujeres líderes en la planificación de la respuesta humanitaria, la dotación de recursos y la toma de decisiones3.

Con respecto a la violencia sexual relacionada con conflictos, el Informe declaró la verificación de 2.455 casos denunciados en 2022. Durante los conflictos armados, la violencia sexual siguió utilizándose como una táctica de guerra, tortura, represión política y terrorismo. Cabe resaltar, además, que estas cifras son un recuento menor al número verdadero de casos, ya que muchos no son denunciados3.

Aún continúa siendo alta la impunidad con la que se comete el crimen de violencia sexual, principalmente debido a que pocos casos son llevados ante los tribunales. Ante tal caso, es visible un desequilibrio entre el peso de la violencia sexual en la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad y los avances reales en su prevención, protección de las víctimas y sanción de los responsables4. Por eso es importante seguir persistiendo en la rendición de cuentas por delitos de violencia sexual y de género.

En cuanto a la participación y representación política de las mujeres, la misma ha aumentado, pero aún falta mucho para alcanzar la paridad de género en todos los niveles de toma de decisiones.

ONU Mujeres indica que para el primero de junio de 2024 había un total de 27 países que tenían una Jefa de Estado o de Gobierno. Por tal motivo, se estima que la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años. Como contrapartida, en la misma fecha, la representación de las mujeres en los gobiernos locales ascendió al 35,5% de los puestos a los que se accede por elección y al 24,5 % en los países afectados por conflictos5.

En relación a los parlamentos, se estima que para julio de 2023 se había alcanzado un 26,5% de la proporción mundial de mujeres. Aunque en los parlamentos nacionales de los países afectados por conflictos la proporción mundial sigue siendo baja, con un 23%3.

Para el primero de enero del 2024, sólo seis parlamentos contaban con una participación femenina superior o igual al 50% en el parlamento en cámaras bajas o parlamentos unicamerales, siendo estos: Rwanda (61%), Cuba (56%), Nicaragua (54%), Andorra, México, Nueva Zelanda y Emiratos Árabes Unidos (estos últimos cuatro con 50%). Mientras que otros 22 países alcanzaron o superaron el 40%5.

Con respecto a los Ministerios, el Informe señala que la mujeres solo representan el 23% de los ministros de gobierno en todo el mundo, mientras que en los países afectados por conflictos el porcentaje disminuye al 20%3. Para el primero de enero del 2024, ONU Mujeres estimaba que las mujeres representaban el 23,3% de los miembros de Gabinete dirigiendo Ministerios que lideran un área política, mientras que en solo 15 países las mujeres ocupaban el 50% o más de los cargos de ministras del Gabinete que dirigen áreas políticas5.

Con relación a los procesos de paz, las partes negociadoras siguen excluyendo a las mujeres. La participación directa como mediadoras, negociadoras y signatarias sigue siendo una excepción a pesar de los múltiples intentos a favor del cambio.

De acuerdo con el Informe, de los 18 acuerdos de paz alcanzados en 2022 solo uno contó con la firma o la presencia de la representante de un grupo u organización de mujeres. Por otra parte, en los 5 procesos de paz activos dirigidos o codirigidos por la ONU que se realizaron en 2022, las mujeres participaron como negociadoras o delegadas de las partes en conflicto en 4 de ellos. Ese mismo año las mujeres ocupaban el 46% de las jefaturas y jefaturas adjuntas de las misiones políticas especiales, donde contribuyeron significativamente a los esfuerzos de mediación3.

Es importante acotar que los acuerdos de paz son fundamentales para sentar las bases de un futuro inclusivo y sostenible, de allí la importancia de la presencia de las mujeres en su elaboración. En los últimos años ha decrecido la introducción de cláusulas relativas al género en los acuerdos de paz adoptados6. De los 18 acuerdos de paz alcanzados en 2022, solo 6 incluían disposiciones que hacían referencia a las mujeres, las niñas y las cuestiones de género3.

En cuanto a los Planes de Acción Nacional, el informe señala que para julio del 2023 se contabilizaron un total de 107 países y territorios que habían adoptado Planes Nacionales de Acción. El 86% presentaron un marco de seguimiento que incluía indicadores, pero solo el 26% contó con un presupuesto desde el momento de su lanzamiento3.

Aún sigue siendo un reto la falta de seguimiento y presentación de informes a nivel Pangubernamental y la falta de financiación para cumplir los objetivos y compromisos de los Planes de Acción Nacional. Se considera que los Planes no promueven una implementación significativa y esencial de la Agenda4.

La Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad es interpretada como una cuestión que afecta solo a las mujeres, por lo que no se le otorga el suficiente peso en el ámbito institucional de la paz y la seguridad internacional. Al no obligar a los Estados no se le da la misma consideración que otros instrumentos internacionales y, en consecuencia, gran parte de la responsabilidad de la implementación de la Agenda recae en las organizaciones de mujeres.

A pesar de esto, la Resolución 1325 ha demostrado ser eficaz para el trabajo de incidencia política llevado a cabo por las organizaciones de mujeres. Besozzi (2022) señala un estudio en donde se entrevistó a 91 mujeres constructoras de paz y defensoras de derechos humanos de Siria, Irak, Armenia, Azerbaiyán, Ucrania y Bosnia y Herzegovina, las cuales la mayoría aseguró que utiliza la Resolución en sus acciones para concluir conflictos y para la construcción de paz4

El Informe también señala la influencia de la Resolución en la legitimación de los derechos de las mujeres y en la creación de espacios para su participación socio-política3.

Como se puede observar, aún siguen existiendo retos y desafíos de gran alcance que son producto de la falta de voluntad política de los gobiernos, las limitaciones propias del Consejo de Seguridad de la ONU, la escasa dotación financiera de los programas y el bajo impacto que han tenido algunas medidas para mejorar las vidas de las mujeres que viven en zonas en conflicto7.

A pesar de ello, es evidente que la Resolución 1325 ha ayudado a muchas organizaciones de mujeres a ejercer presión sobre sus gobiernos, para que sus opiniones sean escuchadas y para influir políticamente4.

Al mismo tiempo, aún queda potencial por explotar en los Planes de Acción Nacional y en la Agenda, para poder establecer acciones y metas concretas, como auxiliar el papel de las consolidadoras de la paz en la resolución de conflictos  y asegurar la protección de las defensoras de los derechos humanos.

Es debido a esto que los desafíos no deben ser desalentadores, sino motivar a todos a redoblar los esfuerzos para garantizar la participación efectiva de las mujeres en todos los niveles de la prevención y resolución de conflictos. La Resolución 1325 sigue siendo un instrumento fundamental para promover la igualdad de género y la paz sostenible, por lo que es imperativo abordar las causas de su deficiencia en su implementación y encontrar soluciones efectivas, para lograr la paz, con las mujeres en el centro de los conflictos internacionales.

Bibliografía

1 Coopera Salud. (2020). 20 aniversario de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de NN. UU. sobre Mujeres, Paz y Seguridad. Recuperado 8 de julio de 2024, de https://www.cooperasalud.org/monografias/20-aniversario-de-la-resolucion-1325-del-consejo-de-Seguridad-de-NNUU-sobre-mujeres-paz-y-seguridad

2 Mujika, I. (2021). Veinte años de la agenda internacional sobre Mujeres, Paz y Seguridad (MPS). Revista CIDOB D’afers Internacionals, 127, 15-38. https://doi.org/10.24241/rcai.2021.127.1.15

3 Secretaría General de las Naciones Unidas. (2023). Las mujeres y la paz y la seguridad. Informe del Secretario General. (S/2023/725). Recuperado 9 de julio de 2024, de https://documents.un.org/doc/undoc/gen/n23/279/11/pdf/n2327911.pdf

4 Besozzi, S. (2022). Balance crítico de la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad [Electrónico]. En I. Mendia (Ed.), La Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad como herramienta de cooperación internacional. (pp. 10-20). Universidad del País Vasco. https://publicaciones.hegoa.ehu.eus/eu/publications/555

5 ONU Mujeres. (2024, 12 junio). Hechos y cifras: Liderazgo y participación política de las mujeres. Recuperado 9 de julio de 2024, de https://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation/facts-and-figures

6 Peribáñez, E. (2021). La Agenda Mujeres, Paz y Seguridad en el ciclo del conflicto armado. Un abordaje desde una perspectiva de la “diversidad” [Electrónico]. Omnia Mutantur y Asociación Veritas. https://revistaaequitas.wordpress.com/wp-content/uploads/2021/05/la-agenda-mujeres-paz-y-seguridad-en-el-ciclo-del-conflicto-armado..pdf

7 Mesa, M. (2022). La Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad en su veinte aniversario: el papel de las organizaciones de la sociedad civil [Electrónico]. En C. Sánchez & S. Torrecuadrada (Eds.), Mujeres, paz y seguridad: la Resolución 1325 veinte años después. Editorial Dykinson. https://ceipaz.org/wp-content/uploads/2023/10/2021-Agenda-MPS.pdf