Por: Selene Soto
Querida Yulimar,
Hace unos días en mi oficina preguntaron cuáles habían sido las atletas que más nos habían inspirado en estos JJOO. Trabajo en una organización feminista así que ya imaginarás que la lista no se hizo esperar. Yo llegué tarde a la discusión. Por supuesto, ya mis compañeras te habían mencionado. “La mujer maravilla de Venezuela” dijeron. Yo de todas formas repetí tu nombre y les conté que para mí no sólo eras increíble por lo que habías logrado en la competencia, por haber ganado una medalla y roto el récord mundial. Para mí, eras increíble porque por primera vez sentía que una mujer era referencia en mi país -y a nivel global- por algo distinto a un título de belleza. Ya sabes que siempre hemos sido “el país de las mujeres bellas”. Una belleza que lamentablemente siempre se concentró en lo físico y esconde un daño poco visible a generaciones enteras de mujeres y niñas que -como yo- crecimos con el mensaje de un destino impuesto, el que supuestamente nos haría brillar pero sólo sí cumplíamos con unos estándares muy rigurosos de esa belleza que tanto nos han celebrado.
Gracias Yulimar. Por romper también esta barrera. Por mostrarnos una cara distinta de la belleza, sí, y de la tenacidad de las mujeres en Venezuela. Mucho se ha dicho de la importancia de reconocer -y enaltecer el color de tu piel y tu orientación sexual-. Con todo eso coincido. Pero también hay algo que me encanta de ti: tu pelo corto. Recuerdo una época en la que me obsesioné con el cabello largo. ¿Porque cuándo se ha visto una “mujer bella” con cabello corto? Y resulta que el mío nunca creció lo suficiente y eso me frustró. Muchas sabrán que hablar de la frustración sobre el cabello es apenas un ejemplo de la lista larga que la mal llamada “cultura del Miss Venezuela” impuso a nuestros cuerpos y nuestra relación con ellos.
Ese es el tipo de impacto que también has tenido.
Le dije a mis compañeras que una de las cosas que más me emocionaba de tu triunfo era pensar que había niñas que podían crecer diciendo “cuando sea grande quiero ser como Yulimar”.
Gracias Yulimar.
Yo también quiero ser como tú.